miércoles, 4 de octubre de 2017

NOVENA AL ÁNGEL DE LA GUARDA

NOVENA AL ÁNGEL DE LA GUARDA
Por la señal de la santa Cruz...
Señor mío Jesucristo...
ORACIÓN PARA CADA DÍA DE LA NOVENA
A Vos, santo Ángel de mi Guarda, acudo hoy en busca de especial favor. Habiéndote puesto Dios por custodio y protector mío, nadie como Vos conoce la miseria y las necesidades de mi alma y los afectos de mi corazón. Vos sabéis el deseo que tengo de salvarme, de amar a Dios y de santificarme; mas, ¡ay!, también sabéis mi inconstancia y lo mucho que he ofendido a Dios con mis faltas y pecados. Vos, que sois para mí el guía más seguro, el amigo más fiel, el maestro más sabio, el defensor más poderoso y el corazón más amante y compasivo, alcanzadme de Dios la gracia suprema de amarle y servirle fielmente en esta vida y poseerle eternamente en la gloria.
Y ahora os ofrezco humildemente los pequeños obsequios de esta Novena, para que también me alcancéis las gracias especiales que en ella os pido, si no son contrarias a la gloria de Dios y al bien de mi alma. Así sea.
Rezar la oración del día que corresponda:

DÍA PRIMERO

¡Oh buen Ángel custodio! ayudadme a dar gracias al Altísimo por haberse dignado destinaros para mi guarda.
Os pido que por intercesión de María, me alcancéis de Dios un fervoroso espíritu y la práctica de una oración constante para agradecer a Dios todos sus beneficios, y especialmente el de teneros por celestial custodio mío.
Igualmente os pido la gracia de... Terminar con las oraciones finales.

DÍA SEGUNDO 

¡Oh Príncipe celestial!, dignaos obtenerme el perdón de todas las ofensas que he hecho a Dios y a Vos, despreciando vuestras amenazas y vuestros consejos.

Os pido que, por intercesión de María, me alcancéis de Dios un verdadero dolor de los pecados, que me obtenga el perdón de todas las faltas y caídas de la vida pasada.

Igualmente os pido la gracia de... Terminar con las oraciones finales.


DÍA TERCERO
¡Oh mi Tutor amoroso!, infundid en mi alma un profundo respeto hacia Vos, de tal manera que jamás tenga el atrevimiento de hacer cosa alguna que os desagrade.
Os pido que, por intercesión de María, me alcancéis de Dios el recuerdo de la presencia divina y el respeto a vuestra presencia continua, las cuales han de guardarme del pecado.


Igualmente os pido la gracia de... Terminar con las oraciones finales.

DÍA TERCERO 

¡Oh mi Tutor amoroso!, infundid en mi alma un profundo respeto hacia Vos, de tal manera que jamás tenga el atrevimiento de hacer cosa alguna que os desagrade.
Os pido que, por intercesión de María, me alcancéis de Dios el recuerdo de la presencia divina y el respeto a vuestra presencia continua, las cuales han de guardarme del pecado.
Igualmente os pido la gracia de... Terminar con las oraciones finales.

DÍA CUARTO 

¡Oh Médico compasivo!, enseñadme el remedio y dadme el auxilio para curar mis malos hábitos y tantas miserias como oprimen mi alma.

Os pido que, por intercesión de Maria, me alcancéis de Dios un verdadero espíritu de mortificación, con el cual domine mis malas pasiones y la sensualidad, y obtenga la paz y la libertad de espíritu, juntamente con las demás virtudes.

Igualmente os pido la gracia de... Terminar con las oraciones finales.

DÍA QUINTO

¡Oh, mi Guía fiel!, alcanzadme fuerza para vencer todos los obstáculos que se encuentren en el camino de la existencia y para sufrir pacientemente las tribulaciones de esta miserable vida.

Os pido que, por intercesión de María, me alcancéis de Dios una verdadera paciencia y conformidad en todas las contrariedades y penas de la vida que Dios pueda permitir para mi santificación.

Igualmente os pido la gracia de... Terminar con las oraciones finales.

DÍA SEXTO 
¡Oh Intercesor eficaz cerca de Dios!, alcanzadme la gracia de seguir prontamente vuestras santas inspiraciones y de conformar, en todo y para siempre, mi voluntad a la de Dios.

Os pido que, por la intercesión de María, me alcancéis de Dios una obediencia absoluta a todos mis superiores, la cual me santifique por el cumplimiento de la voluntad divina en ella manifestada.

Igualmente os pido la gracia de... Terminar con las oraciones finales.

DÍA SÉPTIMO 
¡Oh Espíritu purísimo, encendido todo en amor de Dios!, alcanzadme este fuego divino, y al mismo tiempo una verdadera devoción a vuestra augusta Reina y buena Madre mía, la Virgen Santísima.

Os pido que, por intercesión de María, me obtengáis de Dios la caridad perfecta y la devoción a María, que sean para mi fuente abundantísima de méritos, camino segurísimo de salvación y el más dulce consuelo en la hora de la muerte.

Igualmente as pido la gracia de... Terminar con las oraciones finales.

DÍA OCTAVO 
¡Oh invencible Protector!, asistidme a fin de corresponder dignamente a vuestro amor y a vuestros beneficios, y para trabajar con todas las fuerzas en promover vuestro culto y vuestra devoción.
Igualmente os pido que, por intercesión de Maria, me alcancéis de Dios un celo fervoroso para la práctica del bien y una fervorosa devoción angélica, que sean mi propia santificación y la del prójimo.


Igualmente os pido la gracia de... Terminar con las oraciones finales.

DÍA NOVENO 

¡Oh bienaventurado ministro del Altísimo!, alcanzadme de su misericordia infinita que llegue yo a ocupar un día uno de los tronos que dejaron vacíos los ángeles rebeldes.
Os pido que, por intercesión de Maria, me obtengáis de Dios la gracia de una santa muerte, confortada con los Santos Sacramentos, que me abra las puertas de la gloria eterna.

Igualmente os pido la gracia de... Terminar con las oraciones finales.

ORACIONES FINALES PARA TODOS LOS DÍAS
Oración a la Santísima Trinidad. Para obtener de Dios las gracias que esperamos, ¡oh buen Ángel de la Guarda!, en unión vuestra y de todos los otros Ángeles del cielo, y por mediación de la Virgen Maria, Madre de Dios y Madre nuestra, saludo ahora a la Trinidad Santísima con el Trisagio angélico, diciendo de todo corazón:
Santo. Santo, Santo, Señor Dios de los ejércitos, llenos están los cielos y la tierra de vuestra gloria. Gloria al Padre, gloria al Hijo, gloria al Espíritu Santo. Rezar al Padre Eterno: Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Santo, Santo, Santo, Señor Dios de los ejércitos, llenos están los cielos y la tierra de vuestra gloria. Gloria al Padre, gloria al Hijo, gloria al Espíritu Santo. Rezar al Hijo Unigénito: Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
Santo, Santo, Santo, Señor Dios de los ejércitos, llenos están los cielos y la tierra de vuestra gloria. Gloria al Padre, gloria al Hijo, gloria al Espíritu Santo. Rezar al Espíritu Santo: Padrenuestro. Avemaría y Gloria.

Oración de San Juan Berchmans. Ángel Santo, amado de Dios, que después de haberme tomado, por disposición divina, bajo vuestra bienaventurada guarda, jamás cesáis de defenderme, de iluminarme y de dirigirme: yo os venero como a protector, os amo como a custodio; me someto a vuestra dirección y me entrego todo a Vos, para ser de Vos gobernado. Os ruego, por lo tanto, y por amor de Jesucristo os suplico, que, cuando sea ingrato para con Vos y obstinadamente sordo a vuestras inspiraciones, no queráis, a pesar de esto, abandonarme; antes al contrario, ponedme pronto en el recto camino, si me he desviado de él; enseñadme, si soy ignorante; levantadme, si he caído; sostenedme, si estoy en peligro, y conducidme al cielo para poseer en el una felicidad eterna. Amén.


Los Santos Ángeles de la Guarda

Los Santos Ángeles de la Guarda
2 de Octubre
Ángel de mi guarda, mi dulce compañía, no me desampares ni de noche ni de día,
hasta que me pongas en los brazos de Jesús, José y María.
En la S. Biblia la palabra Ángel significa "Mensajero". Un espíritu purísimo que está cerca de Dios para adorarlo, y cumplir sus órdenes y llevar sus mensajes a los seres humanos.
Ya en el siglo II el gran sabio Orígenes decía: "Los cristianos creemos que a cada uno nos designa Dios un ángel para que nos guíe y proteja".

Y se basa esta creencia en la frase del Salmo 90: "A sus ángeles ha dado órdenes Dios, para que te guarden en tus caminos". Y en aquella otra frase tan famosa de Jesús: "Cuidad de no escandalizar a ninguno de estos pequeñuelos, porque sus ángeles están siempre contemplando el rostro de mi Padre Celestial". Y Judit en la Biblia al ser recibida como libertadora de Betulia exclamaba: "El ángel del Señor me acompañó en el viaje de ida, en mi estadía allá , y en el viaje de venida".
En el Nuevo Testamento es tan viva la creencia de que cada uno tiene un ángel custodio, que cuando San Pedro al ser sacado de la cárcel llega a llamar a la puerta de la casa donde están reunidos los discípulos de Jesús, ellos creen al principio, que no es Pedro en persona y exclaman: "Será su ángel" (Hechos 12, 15).

Ya en el año 800 se celebraba en Inglaterra una fiesta a los Ángeles de la Guarda y desde el año 1111 existe una oración muy famosa al Ángel de la Guarda. Dice así: "Ángel del Señor, que por orden de su piadosa providencia eres mi guardián, custodiame en este día (o en esta noche) ilumina mi entendimiento, dirige mis afectos, gobierna mis sentimientos, para que jamás ofenda a Dios Señor. Amen.
En el año 1608 el Sumo Pontífice extendió a toda la Iglesia universal la fiesta de los Ángeles Custodios y la colocó el día 2 de octubre.
Consejos de un santo: San Bernardo en el año 1010 hizo un sermón muy célebre acerca del Ángel de la Guarda, comentando estas tres frases: Respetemos su presencia (portándonos como es debido). Agradezcámosle sus favores (que son muchos más de los que nos podemos imaginar). Y confiemos en su ayuda (que es muy poderosa porque es superior en poder a los demonios que nos atacan y a nuestras pasiones que nos traicionan).
San Juan Bosco narra que el día de la fiesta del Ángel de la Guarda, un dos de octubre, recomendó a sus muchachos que en los momentos de peligro invocaran a su Ángel Custodio y que en esa semana dos jóvenes obreros estaban en un andamio altísimo alcanzando materiales y de pronto se partió la tabla y se vinieron abajo. Uno de ellos recordó el consejo oído y exclamó: "Ángel de mi guarda!". Cayeron sin sentido. Fueron a recoger al uno y lo encontraron muerto, y cuando levantaron al segundo, al que había invocado al Ángel Custodio, este recobró el sentido y subió corriendo la escalera del andamio como si nada le hubiera pasado. Preguntado luego exclamó: "Cuando vi que me venía abajo invoqué a mi Ángel de la Guarda y sentí como si me pusieran por debajo una sábana y me bajaran suavecito. Y después ya no recuerdo más". Así lo narra el santo.




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