viernes, 21 de julio de 2017

NOVENA DE SANTA MARÍA MAGDALENA

Oración a Santa María Magdalena


Señor, Dios nuestro, Cristo, tu unigénito, confió, antes que a nadie, a María Magdalena la misión de anunciar a los suyos la alegría pascual; concédenos a nosotros, por la intercesión y el ejemplo de aquella cuya fiesta celebramos, anunciar siempre a Cristo resucitado y verle un día glorioso en el reino de los cielos. Por nuestro Señor Jesucristo.
AMEN

NOVENA A SANTA MARÍA MAGDALENA


NOVENA EN GLORIAS DE LA MUJER ARREPENTIDA

  LA GLORIOSA SANTA MARÍA MAGDALENA

     PARA ALCANZAR DE DIOS NUESTRO SEÑOR REFORMA

 DE UNA MALA VIDA,


   AUMENTO DE VIRTUDES, Y UNA FELIZ MUERTE.


                                 Comenzar la novena el 13 de Julio y 

culminar el  21 de Julio víspera de su festividad


PRACTICA DE LA NOVENA

Es de suponer, que cualquiera persona para conseguir algún favor del Señor, ha de reconciliarse con su Majestad, mediante una verdadera confesión, de suerte, que imitando a nuestra Santa, han sus devotos de mudarse de toda macula de pecado, dejando verdadera, y totalmente las ocasiones de su ruina.

Para mayor aumento de gracia, conviene frecuentar la Sacrosanta Eucaristía, según el dictamen del Padre espiritual, siendo comenzada esta devoción, con la Comunión, y acabada del mismo modo.

El tiempo asignado para emprenderla, es el día trece de Julio, para dar fin el día veinte y uno, víspera de la gloriosa Santa.  Y el Miércoles después de la Dominica cuarta de Cuaresma, para acabarla Jueves de la siguiente semana, víspera de los Dolores, día felicísima Conversión.


Bien, que en otro cualquier tiempo se podrá hacer, con tal que no haya ocasión de pecado mortal, ni reincidencia en él, que no agrada a la Santa, quien de asiento está en las culpas.




Cada día se dará un ofrenda a la Santa, según el orden, que abajo pongo, mas con afectos de corazón, que con externos actos, que la den a conocer.



Entre día, despertara el Alma ansiosa por su amante Dueño el Omnipotente Dios de Cielo, y tierra, algunas aljabas de Jaculatorias, unidas con los continuos suspiros, que exhalaba aquel crecido amor de nuestra Santa.

Finalmente, ha de solicitas el aumento de la devoción, y afición con nuestra Patrona, que a buen seguro, que todos conocerán en sus aprietos espirituales, y temporales, quien es, para con sus devotos, la Penitente amante, la Valida de Dios, la Amiga fina con los suyos, la gloriosísima Sta. María Magdalena.


ACTO DE CONTRICIÓN (que se dirá todos los días)

Puesto de rodillas ante la Imagen de la Santa, se dirá con veras del corazón, juzgándose en el Tribunal de Dios, el siguiente.





A tus ojos tienes, Altísimo Señor y en tu Sacrosanta presencia a quien más que todo el universo, te ha ofendido: aquí está con el rostro lleno de confusión, y vergüenza; quien no ha sabido darte gusto, desde el instante, que amanecí al uso de la razón, hasta el presente, en que abro los ojos, y conozco, lo errado de los pasos en que he andado, aquí está el Alma, Señor mas desagradecida, que abrasa la tierra entre sus vivientes:  ¿Cómo has sufrido tanta tiranía? ¿Cómo no has levantado tu diestra para destruirme? ¿Qué palabras diré de desagravio a tus justas iras? O ¿Cómo llorara, no comunes lágrimas por las fuentes de mis ojos, si vertiera en amargas corrientes de arrepentimiento cada instante millares de corazones derretidos por ellos? Pero ya estoy Soberano Padre, a tus migajas, como huérfano mendigo de tu mesa, ya no salgo de ti, sin ti mismo, recibe este corazón arrepentido de su mala vida, que no será la vez primera, que así te humanes, ejemplo me da tu amada pecado Magdalena: recibe, Señor en tu amistad, a quien con veras del Alma se retira a ti; que buscas dolor de los pecados, a mí me pesa infinitamente, haberte ofendido  tan sin respecto a tus mismos ojos; yo te doy palabra de no volver al siento de mis pecados, recibe en desagravio de ellos, aquellas arrepentidas cuanto amorosas lágrimas de tu querida, y mi Patrona Magdalena.  Y recibe en hora buena en satisfacción de ellos todo cuanto padeciere hasta mi muerte, la cual confío en la Sangre de tu Hijo, y mi Hermano Jesús, será dichosa, y agradable.  Amén.


PRIMER DÍA
Magdalena Gloriosa, que en los primeros pasos de tu juvenil edad abriste los ojos para el golfo arriesgado de la vanidad, acuérdate desde lo eminente de tu celestial habitación, de quien hoy, no con mundanos elogios, sin con fervorosas suplicas, alaba aquel Divino Cazador, que supo prender tu resfriado corazón, con las dulces saetas de sus inspiraciones, atrayendo para si la preciosa Margarita de ti misma, acuérdate, pues Seráfica Penitente, de los que humildemente te rogamos, seas nuestra intercesora en todas nuestras miserias, siendo remedio en todas nuestras necesidades espirituales, y temporales de tus devotos hijos.  Atrae, Santa Gloriosa, con tus suplicas, al gremio de la Iglesia a todos los Infieles, Herejes, Apostatas, Cismáticos, reduce al estado de gracia a los que están en pecado mortal, para que se sigan en la espiritualidad obediencia, con que te dejaste herir del amor de su Majestad Inmensa, y le sirvan amante como tú le fuiste fina.  Amen.

Se rezan siete Padre nuestros y siete Ave Marías con la siguiente oración
¡Ay Dios mío! ¿Quién te amara como tu querida? ¿Quién llorará como tu amadísima Magdalena?

SEGUNDO DÍA      Hecho el acto de Contrición como ayer, se dirá la siguiente oración
Gloriosa arrepentida, espejo de amantes corazones ya dejaste el mundo por los regalos de tu Dueño verdadero y casi sofocada en la suma confusión  de tus muchas culpas, cerraste los labios, a las voces y abriste puerta franca a las corrientes de tus ojos, para que explicasen ellos, lo que tu amoroso corazón sentía enseñando Maestra verdadera que para amar a Dios más los internos afectos, que la armonía de las voces, son alas que nos llevaban al regazo y sosiego de la gracia; así lo ejecutaste y enseñaste, no te dedignes Magdalena Santa, de continuar con nosotros tus suplicas al Señor, y tus favores a tus devotos, concediéndonos un verdadero dolor de los pecados, y un excesivo amor a Dios, y que refrenando la violencia de la lengua, nos abstengamos de toda culpa y nos aventajemos en alabanzas, y dar gloria a nuestro Señor, que te escogió para la Patria Celestial, Amén.


Jaculatoria: Dios y Señor mío como vive quien no te ama como hay quien ofenda tal belleza.


Los siete Padre Nuestro y Ave María y la Oración ¡Oh Bondad sin termino!

TERCER DÍA
Oh Seráfica y amorosa Magdalena, que pasando los límites de tu amor humano, amaste de modo a tu Divino Maestro que mereció lo mucho de tu caridad, fuese el mismo Cristo, Predicador de tus finos amores declarando a voces, eras tú la que si mucho habías pecado, mucho más habías amado.  ¿Quién Magdalena, Señora te enseño tan breve extraordinario amar? No otro que quien te supo querer con tanto extremo, por esta firmeza tuya, te ruego me enciendas en el fuego del divino amor, enseñándome a aborrecer todo lo que da disgusto a tu amo.  Atrae mi corazón un perpetuo agradecimiento a sus beneficios; no olvides Santa Gloriosa los que están fuera del gremio de la Religión Cristiana y en particular a los que humildemente te ruegan y se valen de tu Patrocinio, dando a todos conocimiento del valor de la gracias y de la miseria del pecado mortal, del cual espero, me librará tu intercesión.  Amén

Jaculatoria: ¿Te perderé mi Dios para siempre? ¿Te gozaré mi bien una eternidad? ¡Ay mi Dios por ti muero!

Los siete Padre nuestros y Ave María, Oh Bondad sin terminó.


CUARTO DÍA  Hecho el acto de Contrición como ayer, se dirá la siguiente oración
¿Oh Fina y fuerte  mujer! Oh querida Magdalena, que después de la tormenta amarga de tu continuo llorar, te guarneciste con el escudo fortísimo de la virtud, de la constancia, siendo perpetua seguidora de tu Soberano Jesús, que en medio de sus Dolores te hallaste presente a sus angustias, no espantándose la fiereza de los enemigos; pues cuando salto el varonil esfuerzo de los Apóstoles, que habían huido, se halló en ti más constante, siendo fiel testigo de la mayor obra, que fue la fineza de la redención, por esta constancia tuya (como el menor de tus devotos) te ruego les alcances de Dios constancia y esfuerzo a los atribulados, perseverancia a los que siguen el camino de la perfección, acierto a los que dirigen almas, ejercicios de virtud y rigurosa ejecución en sus devotos a los de estado religioso.  Finalmente a los Cautivos esfuerzo para que no desmayen en la Fe, para que todos sigamos tus pasos hasta la dichosa Jerusalén.  Amén.

Jaculatoria: ¡Ay si acertara a darte gusto Señor! ¡Ay Padre, si sabré perseverar en tu servicio! Dame la mano, Señor que soy débil

Los siete Padre Nuestro y Ave María y la Oración ¡Oh Bondad sin termino!
QUINTO DÍA  Hecho el acto de Contrición como ayer, se dirá la siguiente oración

Bendita Magdalena, no tienen mis sentidos todos voces, ni explicaciones, para dar gracias al Señor, que te dotó de tal afecto para con su Majestad; pues no pudo apartar de tu vista la tempestad de trabajos, que padecía, antes olvidada del temor, solo te vestías de la gala del amor porque si había persecuciones, allí te hallabas, había verdugos entre ellos, caminabas valerosa; había armas, por ellas mismas te entrabas; había Cruz, al pie de ella te acercabas a hermosear tu rostro, que guarnecido colas perlas de tus ojos, se salpicaba con los hermosos zafiros de las gotas de Sangre, que del Cuerpo de Jesús manaban, allí estabas sin morir muriendo con tu Dueño; si había sepulcro, a él te arrojabas en busca de Jesús; había tinieblas pues ellas no te horrorizaban; antes si adelantándote a la Aurora, salías a recrearte al Sepulcro del sol que buscabas y aun de los Ángeles no hacia aprecio tu crecido amor, que nada quiere, nada teme, nada le lleva; a quien busca, como tú al lleno de todas las cosas, que es Dios, por este amor tan fino, te suplico, no te apartes de mi corazón; ya entre las fatigas de este mundo; ya entre los dolores de las enfermedades; ya entre las agonías de la muerte; antes si te halles tan presente en mi favor, que merezca, no caer en pecado mortal, y vivir siempre creciendo en las virtudes, y muera confesando al Señor, que me dio tu Patrocinio.  Amén.

Jaculatoria: ¿Tu conmigo, Dios mío? ¿Y yo por mis pecados tan lejos de ti? A de mi desdichado si te pierdo.


Los siete Padre Nuestro y Ave María y la Oración ¡Oh Bondad sin termino!
SEXTO DÍA  Hecho el acto de Contrición como ayer, se dirá la siguiente oración

Apóstol de los Apóstoles Magdalena gloriosa, que encendida en el fervor y deseo de aumentar la Fe de tu Maestro Jesús, habiendo acompañado a su Santísima Madre el tiempo de sus ejercicios (tan sagrados como de la compañía de tal Reina) después de su dichoso tránsito, fuiste desterrada de los Judíos, y entregada a las saladas olas del mar, para que allí perecieses, y fuiste por voluntad divina al Puerto de Marsella, donde empezó tu ardor a declararse pregonera de la verdad del Evangelio, haciendo prodigiosos milagros; como fue mantener viva a una Princesa, que había muerto de parto, el tiempo de dos años, mostrándole en espíritu los lugares Santos de Jerusalén, y conservando la vida del Infante en la esterilidad de una Isla, y apareciéndote varias veces para el logro de las almas (aun estando viva) no olvides Santa mía, la liberalidad de las benditas manos a tus devotos concediéndonos un ardor al Santo celo y honra de Dios, temor al pecado mortal, la dilatación de la Fe en los Infieles, el aumento de tu devoción y la ayuda de tu favor en todos nuestros trabajos y la perpetua consolación en la Gloria, Amén.

Jaculatoria: ¿Quién derramara su sangre mi Dios, para atraerte a los que están fuera de tu gremio) ¡Ay mi Jesús! Yo te alabo y confieso por todos ellos

Los siete Padre Nuestro y Ave María y la Oración ¡Oh Bondad sin termino!
SÉPTIMO DÍA  Hecho el acto de Contrición como ayer, se dirá la siguiente oración

Oh Ardentísima Magdalena que escogiste desde los pies de tu Maestro Soberano la mejor parte, que fue la contemplación de los secretos arcanos de Dios y mereciste alcanzarla en punto tan sobremanera alto, que agradó tanto a su Majestad lo perfecto de tu corazón que eras rebatada corporalmente siete veces cada día a gozar de cerca aquellos inexplicables regalos, que cada instante te comunicaban tu soberano Esposo, siendo testigo de tus dichas un devoto Sacerdote, que deseoso de su salvación se retiró a acabar su vida cerca de tu dichosa cueva y dudando de quien era la feliz Alma, que era así llevada de los Ángeles mereció oír de tu propia boca estas palabras: ¿Te acuerdas de haber leído en el Evangelio como una mujer pecador lavó con sus lágrimas los pies de Jesucristo Salvador del mundo y los limpió con sus cabellos y mereció alcanzar perdón de sus pecados? Y respondió el Sacerdote, Bien me acuerdo.  Y dijiste: Yo soy aquella pecadora y van ya treinta años, que me retraje a esta soledad por apartarme de toda conversación humana. Por estos altísimos privilegios, me concedas (te ruego) el don de la Oración y los frutos de ella y especialmente conocimiento de la suma bondad de Dios, mi malicia y bajeza, para que ejercitando en vida sus alabanzas le goce para siempre en su Reino.  Amén.

Los siete Padre Nuestro y Ave María y la Oración ¡Oh Bondad sin termino!

OCTAVO DÍA  Hecho el acto de Contrición como ayer, se dirá la siguiente oración
Oh Magdalena feliz, quien sabrá explicar lo crecido de tu santidad: pues amaste tan de veras a tu amante Dueño, que escogiste para habitación lo tosco de una gruta, en lo más áspero de las soledades, dejando de tus palacios y castillo de Magdalena las comodidades; pero tu inmensa caridad supo robar las caricias de tu Esposo, que regalándote con celestiales recreos; era relicario dichoso la que tosca cueva había sido retrete de las fieras, logrando tus virtudes, sabes de sus Majestad el dichoso día de tu gloriosa muerte, y fue esta tan dulce, que estando elevada más encendida, que el sol acompañada de Angélicos Ministros recibiste de mano de San Máximo el Santísimo Sacramento y llena de inmensa alegría y colmados méritos, diste el Alma Santa a quien la coloco en tu penitente cuerpo, para gozar eternamente aquellas felicidades, que supo granjear tu macerada y austera vida.  Por este gozo, te pido, Santa gloriosa, no olvides mis humildes ruegos, para con el Señor, te duelas de mis fragilidades, y enseñes a dejar las vanidades del mundo y me retire al conocimiento solo del Señor.  Consígueme Protectora mía, la gracia y debida disposición para recibir el Sacrosanto Cuerpo de mi Señor Sacramentado, supliendo con sus merecimientos lo mucho de mi tibieza y finalmente alcanzar de Dios, no muera sin recibir viatico, como tú en tu feliz tránsito, sino que encendida mariposa en el fuego de su amor, sea consumido en sus incendios.  Amén.

Jaculatoria: ¡Ay mi Dios y lo que me has sufrido! Solo tu paciencia me esperara tanto tiempo.

Los siete Padre Nuestro y Ave María y la Oración ¡Oh Bondad sin termino!
NOVENO DÍA  Hecho el acto de Contrición como ayer, se dirá la siguiente oración
Ya refugio mío diste fin, sagrada Magdalena al perecedero paso de tu vida, pero con tan singulares virtudes, cuantos fueron los mares de tus ojos y crecidos amores para con tu amado Esposo, ya has descansado de la pesada tarea de la miseria humana llena de tanta virtud y merecido, estas en la dulce compañía de aquel, que supiste servir en dichosa vida, ya están Patrona mía, en cumplimiento tus santos deseos, ya está lleno tu ardiente corazón en la vista del Omnipotente Dios, que llena todas las cosas.  Ya estas dignamente colocada en el elevado trono, que te fabricaste con tus aventajadas.  Ahora sí que es tiempo favorezcas desde tus altas moradas a los que humildemente se te han ofrecido hijos.  Experiencia tiene el mundo de tus favores y de lo mucho que vales para con el Señor.  Díganlo los peligros de que has librado a tus devotos las enfermedades que has sanado, los ciegos que han visto, los casados que han conseguido v el vínculo de la castidad, las conciencias que has sosegado, los que has reducido al estado de la gracia, finalmente, díganlo desde ese Cielo los que han pasado el trance de la muerte, con los alivios y regalos de tu presencia y digámoslo todos los que esperamos el logro de nuestros ruegos, fiados de tu caritativa intercesión, alcanzamos, Santa gloriosa dichosa vida lo que en esta Novena te hemos pedido, es del agrado de Dios, y una feliz muerte con tu protección y presencia.  Amén.

Jaculatoria: Mi Dios deseo ya gozarte ¿Quién podrá vivir sin ti? ¡Ay de los que te perdieron para siempre! De amores muero por ti; de ira contra mí, que te ofendí y cuanto me pesa de mi mala vida.

Los siete Padre Nuestro y Ave María y la Oración ¡Oh Bondad sin termino!
Letanía a Santa María Magdalena  
Señor, ten piedad de nosotros.  
Cristo, ten piedad de nosotros.  
Señor, ten piedad de nosotros.  
Santísima Trinidad, que eres un solo Dios, ten piedad de nosotros.  
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros.  
Santa María Magdalena,  
Tú que llevaste el vaso de alabastro con perfume, ruega por nosotros. 
 Tú que ungiste los pies de Jesús con tus lágrimas, ruega por nosotros.
 Tú que los secaste con tu cabello, ruega por nosotros.
Tú que los abrazaste ardientemente, ruega por nosotros. 
 Tú a quien muchos pecados le fueron perdonados, ruega por nosotros.
 Tú inflamada con los ardores del amor caritativo, ruega por nosotros.
Tú muy agradable al Señor, ruega por nosotros.  
Tú, tan querida por Jesús, ruega por nosotros.  
Tú que elegiste la mejor parte, ruega por nosotros.  


Tú que obtuviste la resurrección de tu hermano Lázaro, ruega por   nosotros.
Tú que te mantuviste fiel a la cruz, ruega por nosotros.  
Cuando los discípulos huyeron, ruega por nosotros.  
Tú que fuiste la primera entre los discípulos, escogida  para ver al Cristo resucitado, ruega por nosotros.
 Tú marcada en la frente por el toque de Su mano gloriosa, ruega por nosotros.
 Apóstol de los Apóstoles, ruega por nosotros.
Protectora del Orden de Predicadores, ruega por nosotros.  Gentil ayudante de los penitentes, ruega por nosotros.
 Para que nos merezcamos compartir un día la alegría de estar en Su presencia eterna, ruega por nosotros.
 Cordero de Dios, que borras los pecados del mundo, perdónanos Señor.
Cordero de Dios, que borras los pecados del mundo, óyenos Señor.  
Cordero de Dios, que borras los pecados del mundo,  ten misericordia de nosotros Señor.
Ruega por nosotros, Santa María Magdalena, para que seamos dignos  de alcanzar las promesas de Jesucristo.
 Amén.

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